Fondare 157 Risultati per: lamentaciones de Jeremías

  • Estos son los sacerdotes y levitas que subieron con Zorobabel, hijo de Sealtiel, y con Josué: Seraías, Jeremías, Esdras, (Nehemías 12, 1)

  • En la época de Ioiaquím, los jefes de las familias sacerdotales eran: de la familia de Seraías: Meraías; de la de Jeremías: Jananías; (Nehemías 12, 12)

  • Judá, Miamín, Semaías y Jeremías, (Nehemías 12, 34)

  • recordando las palabras del profeta Amós contra Betel: "Sus fiestas se convertirán en duelo y todos sus cantos en lamentaciones". (Tobías 2, 6)

  • En cada provincia, a medida que iba llegando la orden del rey y su decreto, había un gran duelo entre los judíos, con ayunos, lágrimas y lamentaciones. Y el sayal y la ceniza sirvieron de lecho para muchos. (Ester 4, 3)

  • para instituir estos días de los "Purím", en las fechas fijadas, como lo habían ordenado Mardoqueo, el judío, y la reina Ester, y como lo habían establecido para sí mismos y para sus descendientes, con algunas cláusulas sobre ayunos y lamentaciones. (Ester 9, 31)

  • Así la boda terminó en duelo y la música en lamentaciones. (I Macabeos 9, 41)

  • Consta en los archivos que el profeta Jeremías ordenó a los deportados que tomaran fuego, como ya se ha indicado, (II Macabeos 2, 1)

  • Al llegar, Jeremías encontró una caverna: allí introdujo la Carpa, el Arca y el altar del incienso y clausuró la entrada. (II Macabeos 2, 5)

  • Y cuando Jeremías se enteró de esto, los reprendió, diciéndoles: "Ese lugar quedará ignorado hasta que Dios tenga misericordia de su pueblo y lo reúna. (II Macabeos 2, 7)

  • Todos unánimemente cumplieron la orden y suplicaron al Señor misericordioso con lamentaciones, ayunos y postraciones, durante tres días seguidos. Entonces Judas los arengó, animándolos a estar preparados. (II Macabeos 13, 12)

  • Entonces Onías tomó la palabra y dijo: "Este es Jeremías, el profeta de Dios, que ama a sus hermanos, y ora sin cesar por su pueblo y por la Ciudad santa". (II Macabeos 15, 14)


“Que Jesus reine sempre soberano no seu coração e o faça cada vez mais digno de seus divinos dons.” São Padre Pio de Pietrelcina