Fondare 3284 Risultati per: liberación del pueblo de Israel

  • Él no tiene necesidad, como los otros sumos sacerdotes, de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados, y después por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. (Hebreos 7, 27)

  • En cambio, Dios hizo al pueblo este reproche: Llegarán los días -dice el Señor- en que haré una Nueva Alianza con la casa de Israel y la casa de Judá, (Hebreos 8, 8)

  • Y esta es la Alianza que estableceré con la casa de Israel después de aquellos días-dice el Señor-: Pondré mis leyes en su conciencia, las grabaré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. (Hebreos 8, 10)

  • Pero al segundo, sólo entra una vez al año el Sumo Sacerdote, llevando consigo la sangre que ofrece por sus faltas y las del pueblo. (Hebreos 9, 7)

  • Efectivamente, cuando Moisés promulgó delante de todo el pueblo cada uno de los mandamientos escritos en la Ley, tomó la sangre de novillos y chivos -junto con el agua, la lana escarlata y el hisopo- y roció el Libro y también a todo el pueblo, (Hebreos 9, 19)

  • Porque nosotros conocemos a aquel que ha dicho: La venganza me pertenece y yo daré la retribución.Y además: El Señor juzgará a su pueblo. (Hebreos 10, 30)

  • Él prefirió compartir los sufrimientos del Pueblo de Dios, antes que gozar los placeres efímeros del pecado: (Hebreos 11, 25)

  • Por la fe, celebró la primera Pascua e hizo la primera aspersión de sangre, a fin de que el Exterminadorno dañara a los primogénitos de Israel. (Hebreos 11, 28)

  • Por la fe, cayeron los muros de Jericó, después que el pueblo, durante siete días, dio vueltas alrededor de ellos. (Hebreos 11, 30)

  • Por eso Jesús, para santificar al pueblo con su sangre, padeció fuera de las puertas de la ciudad. (Hebreos 13, 12)

  • Ustedes, en cambio, son una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido para anunciar las maravillas de aquel que los llamó de las tinieblas a su admirable luz: (I Pedro 2, 9)

  • ustedes, que antes no eran un pueblo, ahora son el Pueblo de Dios; ustedes, que antes no habían obtenido misericordia, ahora la han alcanzado. (I Pedro 2, 10)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina