Fondare 436 Risultati per: lista de sacerdotes

  • «Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte (Mateo 20, 18)

  • Al ver los prodigios que acababa de hacer y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosana al Hijo de David!», los sumos sacerdotes y los escribas se indignaron (Mateo 21, 15)

  • Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: «¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te ha dado esa autoridad?». (Mateo 21, 23)

  • Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír estas parábolas, comprendieron que se refería a ellos. (Mateo 21, 45)

  • Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás, (Mateo 26, 3)

  • Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes (Mateo 26, 14)

  • Jesús estaba hablando todavía, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de una multitud con espadas y palos, enviada por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. (Mateo 26, 47)

  • Los sumos sacerdotes y todo el Sanedrín buscaban un falso testimonio contra Jesús para poder condenarlo a muerte; (Mateo 26, 59)

  • Cuando amaneció, todos los sumos sacerdotes y ancianos del pueblo deliberaron sobre la manera de hacer ejecutar a Jesús. (Mateo 27, 1)

  • Judas, el que lo entregó, viendo que Jesús había sido condenado, lleno de remordimiento, devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, (Mateo 27, 3)

  • Los sumos sacerdotes, juntando el dinero, dijeron: «No está permitido ponerlo en el tesoro, porque es precio de sangre». (Mateo 27, 6)

  • Al ser acusado por los sumos sacerdotes y los ancianos, no respondió nada. (Mateo 27, 12)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina