Fondare 299 Risultati per: profeta Jehú
Pero Jehú no se apartó de los pecados con que Jeroboám, hijo de Nebat, había hecho pecar a Israel, a saber, los terneros de oro que había en Betel y en Dan. (II Reyes 10, 29)
El Señor dijo a Jehú: "Porque tú has obrado bien, haciendo lo que es recto a mis ojos, y has tratado a la casa de Ajab exactamente como yo quería, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación". (II Reyes 10, 30)
Pero Jehú no se empeñó en seguir de todo corazón la ley del Señor, el Dios de Israel, ni se apartó de los pecados con que Jeroboám había hecho pecar a Israel. (II Reyes 10, 31)
El resto de los hechos de Jehú y todo lo que él hizo, todas sus hazañas, ¿no está escrito en el libro de los Anales de los reyes de Israel? (II Reyes 10, 34)
Jehú se fue a descansar con sus padres y lo sepultaron en Samaría. Su hijo Joacaz reinó en lugar de él. (II Reyes 10, 35)
Jehú reinó sobre Israel, en Samaría, durante veintiocho años. (II Reyes 10, 36)
Comenzó a reinar en el séptimo año de Jehú, y reinó cuarenta años en Jerusalén. Su madre se llamaba Sibia, y era de Berseba. (II Reyes 12, 2)
El vigésimo tercer año de Joás, hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar sobre Israel, en Samaría, Joacaz, hijo de Jehú, y reinó diecisiete años. (II Reyes 13, 1)
Entonces Amasías envió mensajeros a Joás, hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, para decirle: "¡Ven a enfrentarte conmigo cara a cara!". (II Reyes 14, 8)
Él restableció las fronteras de Israel, desde la Entrada de Jamat hasta el mar de la Arabá, conforme a la palabra que había dicho el Señor, el Dios de Israel, por medio de su servidor el profeta Jonás, hijo de Amitai, que era de Gat Jéfer. (II Reyes 14, 25)
Esta era la palabra que el Señor había dicho a Jehú: "Tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación". Y así fue. (II Reyes 15, 12)
Además, envió al mayordomo de palacio Eliaquím, al secretario Sebná y a los sacerdotes más ancianos, todos cubiertos de sayales, para decir al profeta Isaías, hijo de Amós: (II Reyes 19, 2)