Fondare 74 Risultati per: victoria

  • porque tú das la victoria a los reyes y libras a David, tu servidor. Líbrame de la espada maligna, (Salmos 144, 10)

  • divulgan el recuerdo de tu inmensa bondad y cantan alegres por tu victoria. (Salmos 145, 7)

  • Así se les aplicará la sentencia dictada: esta es la victoria de todos tus fieles. ¡Aleluya! (Salmos 149, 9)

  • Porque la victoria en el combate no depende de la cantidad de las tropas, sino de la fuerza que viene del Cielo. (I Macabeos 3, 19)

  • Israel obtuvo aquel día una gran victoria. (I Macabeos 4, 25)

  • Todo el pueblo cayó con el rostro en tierra y adoraron y bendijeron al Cielo que les había dado la victoria. (I Macabeos 4, 55)

  • Jasón masacró sin piedad a sus propios conciudadanos, sin caer en la cuenta de que una victoria sobre ellos era el mayor de los desastres: ¡él se imaginaba que ganaba trofeos a sus enemigos y no a sus propios compatriotas! (II Macabeos 5, 6)

  • Mientras celebraban la victoria en su patria, quemaron a los que habían incendiado las puertas sagradas, incluido Calístenes, que se había refugiado en una choza. Así él recibió el castigo merecido por su impiedad. (II Macabeos 8, 33)

  • Al despuntar el alba, los dos bandos se lanzaron al combate. Unos tenían como prenda de éxito y de victoria, además de su valor, su confianza en el Señor; los otros combatían impulsados sólo por su arrojo. (II Macabeos 10, 28)

  • Las tropas de Macabeo, enardecidas por la victoria, sitiaron la ciudadela durante cuatro días. (II Macabeos 10, 33)

  • Una vez concluidas estas proezas, bendijeron al Señor con himnos y acciones de gracias, porque él había concedido tan grandes beneficios a Israel y les había dado la victoria. (II Macabeos 10, 38)

  • Se entabló una lucha encarnizada, y las tropas de Judas obtuvieron la victoria, gracias al auxilio de Dios. Los nómadas, derrotados, pidieron la paz a Judas, comprometiéndose a darles ganado y a ayudarlos en lo sucesivo. (II Macabeos 12, 11)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina