Fondare 1193 Risultati per: lista de hombres de Betel y Ai

  • «Estos hombres nos vienen en son de paz. Que se queden en el país y a circulen libremente, pues y a veis que pueden disponer de tierra espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras. (Génesis 34, 21)

  • Pero sólo con esta condicíon accederán estos hombres a quedarse con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los varones; igual que ellos están circuncidados. (Génesis 34, 22)

  • Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas haciéndome odioso entre los habitantes de este país, los cananeos y los perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a juntarse contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.» (Génesis 34, 30)

  • Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí, haciendo un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.» (Génesis 35, 1)

  • Luego, levantémonos y subamos a Betel, y haré allí un altar al Dios que me dio respuesta favorable el día de mi tribulación, y que me asitió en mi viaje.» (Génesis 35, 3)

  • Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo - es Betel - junto con todo el pueblo que le acompañaba, (Génesis 35, 6)

  • y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí mismo se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano. (Génesis 35, 7)

  • Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las inmediaciones de Betel, debajo de una encina; y él la llamó la Encina del Llanto. (Génesis 35, 8)

  • Jacob llamó a lugar donde había hablado Dios con él «Betel». (Génesis 35, 15)

  • Partieron de Betel, y cuando aún faltaba un trecho hasta Efratá, Raquel tuvo un mal parto. (Génesis 35, 16)

  • José vio con ellos a Benjamin, y dijo a su mayordomo: «Lleva a esos hombres a casa, mata algún animal y lo preparas, porque esos hombres van a comer conmigo a mediodía.» (Génesis 43, 16)

  • El hombre hizo como le había dicho José, y llevó a los hombres a casa de José. (Génesis 43, 17)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina