Fondare 2426 Risultati per: Ala

  • Esfuérzate por presentarte ante Dios como un hombre probado, como un obrero que no tiene de qué ruborizarse, como fiel predicador de la palabra divina. (II Timoteo 2, 15)

  • Evita las palabrerías vacías y profanas, que contribuyen cada vez más a la maldad, (II Timoteo 2, 16)

  • predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, corrige, exhorta con toda paciencia y con preparación doctrinal. (II Timoteo 4, 2)

  • Pues vendrá el tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que, llevados de sus caprichos, buscarán maestros que les halaguen el oído; (II Timoteo 4, 3)

  • pues Dimas, llevado por el amor a las cosas de este mundo, me ha abadonado y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. (II Timoteo 4, 10)

  • Pero el Señor me ayudó y me dio fuerzas, de tal modo que la palabra ha sido anunciada cumplidamente por mí y oída por los paganos. Y yo he sido librado de la boca del león. (II Timoteo 4, 17)

  • y ahora, a su debido tiempo, ha manifestado su palabra mediante la predicación que me ha sido confiada por disposición de Dios, nuestro Salvador: (Tito 1, 3)

  • al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, prudente, justo, religioso, con dominio de sí mismo, (Tito 1, 8)

  • Ya dijo uno de ellos, su propio profeta: "Los cretenses son siempre mentirosos, malas bestias, glotones y gandules" (Tito 1, 12)

  • a ser prudentes, honestas, cuidadosas de los quehaceres domésticos, buenas, sumisas a sus maridos, de modo que no den ocasión a que se blasfeme contra la palabra de Dios. (Tito 2, 5)

  • de palabra sana, irreprochable, de modo que el adversario quede en vergüenza al no poder alegar contra nosotros nada malo. (Tito 2, 8)

  • Él, que es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser, sostiene todas las cosas con su palabra poderosa, y, una vez que realizó la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en lo más alto del cielo, (Hebreos 1, 3)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina