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  • Y el que no fue encontrado escrito en el libro de la vida fue arrojado al estanque de fuego. (Apocalipsis 20, 15)

  • Vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido; y el mar ya no existía. (Apocalipsis 21, 1)

  • Y vi a la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo del lado de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo. (Apocalipsis 21, 2)

  • Y oí venir del trono una voz potente que decía: "Ésta es la morada de Dios con los hombres; él habitará con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo morará con los hombres. (Apocalipsis 21, 3)

  • Enjugará las lágrimas de sus ojos y no habrá más muerte, ni luto, ni llanto, ni pena, porque el primer mundo ha desaparecido". (Apocalipsis 21, 4)

  • Y añadió: "Está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. (Apocalipsis 21, 6)

  • Pero los cobardes, los incrédulos, los depravados, los homicidas, los lujuriosos, los hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y de azufre: ésta es la segunda muerte". (Apocalipsis 21, 8)

  • Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las últimas plagas se acercó a mí y me dijo: "Ven, que te voy a mostrar la esposa del cordero". (Apocalipsis 21, 9)

  • Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios (Apocalipsis 21, 10)

  • con la gloria misma de Dios: su esplendor era como el de una piedra preciosísima, como el jaspe cristalino. (Apocalipsis 21, 11)

  • Tenía un muro grande y alto con doce puertas; sobre las puertas, doce ángeles y nombres escritos, los de las doce tribus de Israel. (Apocalipsis 21, 12)

  • Al oriente, tres puertas; al norte, tres puertas; al mediodía, tres puertas; al occidente, tres puertas. (Apocalipsis 21, 13)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina