Fondare 97 Risultati per: entrego

  • Los israelitas volvieron a hacer lo que desagrada al Señor, y el Señor los entregó en manos de los filisteos durante cuarenta años. (Jueces 13, 1)

  • El pariente dijo a Booz: "Cómpralo tú para ti"; y quitándose el zapato se lo entregó. (Rut 4, 8)

  • Pero ellos se olvidaron del Señor, su Dios, y él los entregó en manos de Sísara, jefe de los ejércitos de Jasor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, que les hicieron la guerra. (I Samuel 12, 9)

  • Antes de que se pasara el plazo fijado, David salió con sus gentes, mató a doscientos filisteos, llevó los prepucios y se los entregó al rey para ser su yerno. Y Saúl le dio por mujer a su hija Mical. (I Samuel 18, 27)

  • Jonatán entregó sus armas al muchacho que estaba con él y le dijo: "Vete y llévalas a la ciudad". (I Samuel 20, 40)

  • David volvió a consultar al Señor. El Señor le respondió: "Ánimo, baja a Queilá, porque yo entrego a los filisteos en tus manos". (I Samuel 23, 4)

  • se los entregó a los gabaonitas, que los colgaron en el monte ante el Señor. Los siete murieron en los primeros días de la cosecha, al principio de la recolección de la cebada. (II Samuel 21, 9)

  • Jirán, rey de Tiro, había suministrado a Salomón maderas de cedro y de ciprés y oro, y Salomón entregó a Jirán veinte ciudades en la región de Galilea. (I Reyes 9, 11)

  • El rey Roboán hizo en su lugar otros escudos de bronce, que entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real. (I Reyes 14, 27)

  • Elías tomó al niño, lo bajó del aposento superior de la casa y lo entregó a su madre, diciendo: "¡Mira, tu hijo está vivo!". (I Reyes 17, 23)

  • El sacerdote entregó a los jefes de centuria las lanzas y los escudos del rey David, que estaban en el templo del Señor. (II Reyes 11, 10)

  • En su tiempo Pul, rey de Asiria, invadió el país, y Menajén entregó a Pul unos treinta y cuatro mil kilos de plata para que le ayudase a consolidar el poder real en sus manos. (II Reyes 15, 19)


“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina