3. Efectivamente, el Señor, nuestro Dios, puso también en nuestras manos a Og, rey de Basán, con todo su ejército, y lo derrotamos hasta tal punto que no le quedó ni un solo sobreviviente.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina