4. Así, durante largo tiempo -¡ciento ochenta días!- él hizo ostentación de la fastuosidad de su gloria real y del magnífico esplendor de su grandeza.





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina