3. A la madrugada del día siguiente, Abraham ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado.





“Rezai e continuai a rezar para não ficardes entorpecidos”. São Padre Pio de Pietrelcina