1. Mientras tanto, el rey Antíoco recorría las provincias de la meseta. Allí se enteró de que en Persia había una ciudad llamada Elimaida, célebre por sus riquezas, su plata y su oro.





“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina