11. Solamente entonces, torturado por aquellas llagas, comenzó a menguar en su extraordinaria soberbia y a darse cuenta de que aquel estado era un castigo de Dios, viendo que sus dolores aumentaban por momentos.





“Aquele que procura a vaidade das roupas não conseguirá jamais se revestir com a vida de Jesus Cristo.” São Padre Pio de Pietrelcina