Esdras, 3
13. Nadie podía distinguir los acentos de júbilo de los acentos del llanto de la gente, porque el pueblo lanzaba grandes gritos y el estrépito se oía desde muy lejos.
13. Nadie podía distinguir los acentos de júbilo de los acentos del llanto de la gente, porque el pueblo lanzaba grandes gritos y el estrépito se oía desde muy lejos.
“Pode-se manter a paz de espírito mesmo no meio das tempestades da vida”. São Padre Pio de Pietrelcina