Znaleziono 930 Wyniki dla: destrucción de Jerusalén

  • Tú mismo podrás comprobar que no hace más de doce días que subí a Jerusalén en peregrinación, (Hecho de los Apóstoles 24, 11)

  • Tres días después de su llegada a la provincia, Festo subió de Cesarea a Jerusalén. (Hecho de los Apóstoles 25, 1)

  • y pidieron a Festo, como un favor, que lo trajera a Jerusalén, pues ellos todavía planeaban matarlo en el camino. (Hecho de los Apóstoles 25, 3)

  • Festo no permaneció en Jerusalén más de ocho o diez días y luego volvió a Cesarea. Al día siguiente se sentó en el tribunal y mandó llamar a Pablo. (Hecho de los Apóstoles 25, 6)

  • Apenas se presentó, los judíos que habían bajado de Jerusalén lo acosaron con numerosas y graves acusaciones. Pero no podían probar lo que alegaban. (Hecho de los Apóstoles 25, 7)

  • Entonces Festo, que quería ganarse la amistad de los judíos, preguntó a Pablo: «Si soy yo el que te va a juzgar, ¿quieres subir a Jerusalén?» (Hecho de los Apóstoles 25, 9)

  • Cuando estuve en Jerusalén, los jefes de los sacerdotes y los ancianos de los judíos presentaron quejas contra él y me pidieron que lo condenara. (Hecho de los Apóstoles 25, 15)

  • Como yo me perdía en esos asuntos, le pregunté si quería ir a Jerusalén para ser juzgado allí sobre esas cosas. (Hecho de los Apóstoles 25, 20)

  • y dijo: «Rey Agripa, y todos los presentes: aquí tienen al hombre contra quien toda la comunidad de los judíos ha venido a reclamarme, tanto en Jerusalén como aquí, pidiendo a gritos que no lo dejara con vida. (Hecho de los Apóstoles 25, 24)

  • Todos los judíos saben cómo he vivido desde mi juventud, tanto en la comunidad judía como en Jerusalén. (Hecho de los Apóstoles 26, 4)

  • Así lo hice en Jerusalén con los poderes que me dieron los jefes de los sacerdotes: hice encarcelar a muchos creyentes, y cuando eran condenados a muerte, yo di también mi voto. (Hecho de los Apóstoles 26, 10)

  • Muy por el contrario, empecé a predicar, primero a la gente de Damasco, luego en Jerusalén y en el país de los judíos, y por último en las naciones paganas. Y les pedía que se arrepintieran y se convirtieran a Dios, mostrando en adelante los frutos de una verdadera conversión. (Hecho de los Apóstoles 26, 20)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina