Znaleziono 157 Wyniki dla: gracia divina

  • A mí, el menor de todos los creyentes, se me concedió esta gracia de anunciar a los pueblos paganos la incalculable riqueza de Cristo (Carta a los Efesios 3, 8)

  • Y que la gracia esté con todos aquellos que aman a Cristo Jesús, nuestro Señor, con amor auténtico. (Carta a los Efesios 6, 24)

  • Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre, y de Cristo Jesús, el Señor. (Carta a los Filipenses 1, 2)

  • No puedo pensar de otra manera, pues los llevo a todos en mi corazón; ya esté en la cárcel o tenga que defender y promover el Evangelio, todos están conmigo y participan de la misma gracia. (Carta a los Filipenses 1, 7)

  • y es una gracia para ustedes que no solamente hayan creído en Cristo, sino también que padezcan por él (Carta a los Filipenses 1, 29)

  • El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, (Carta a los Filipenses 2, 6)

  • La gracia de Cristo Jesús, el Señor, sea con su espíritu. (Carta a los Filipenses 4, 23)

  • a los santos y creyentes que viven en Colosas, verdaderos hermanos míos en Cristo: Reciban gracia y paz de Dios nuestro Padre. (Carta a los Colosenses 1, 2)

  • Que la palabra de Cristo habite en ustedes y esté a sus anchas. Tengan sabiduría, para que se puedan aconsejar unos a otros y se afirmen mutuamente con salmos, himnos y alabanzas espontáneas. Que la gracia ponga en sus corazones un cántico a Dios, (Carta a los Colosenses 3, 16)

  • El saludo es de mi propia mano: Pablo. Acuérdense de que estoy con cadenas. La gracia sea con ustedes. (Carta a los Colosenses 4, 18)

  • Pablo, Silvano y Timoteo, a la Iglesia de los tesalonicenses, congregada en Dios Padre y en Cristo Jesús el Señor: Permanezcan con ustedes la gracia y la paz. (1º Carta a los Tesalonicenses 1, 1)

  • Cuando se dé la señal por la voz del arcángel y la trompeta divina, el mismo Señor bajará del cielo. Y primero resucitarán los que murieron en Cristo. (1º Carta a los Tesalonicenses 4, 16)


“Se quisermos colher é necessário não só semear, mas espalhar as sementes num bom campo. Quando as sementes se tornarem plantas, devemos cuidá-las para que as novas plantas não sejam sufocadas pelas ervas daninhas.” São Padre Pio de Pietrelcina