Znaleziono 109 Wyniki dla: mesa

  • Después hizo cuatro argollas de oro y las ajustó a los cuatro ángulos correspondientes a las cuatro patas de la mesa. (Exodo 37, 13)

  • Junto al borde estaban las cuatro argollas que servían de sostén a las andas para transportar la mesa. (Exodo 37, 14)

  • Finalmente, hizo los utensilios de oro puro que debían estar sobre la mesa: las fuentes, los vasos, las tazas y los jarros para las libaciones. (Exodo 37, 16)

  • la mesa con sus utensilios y el pan de la ofrenda; (Exodo 39, 36)

  • Luego llevarás la mesa y dispondrás sobre ella lo que sea necesario. También llevarás el candelabro y le colocarás las lámparas. (Exodo 40, 4)

  • También puso la mesa en la Carpa del Encuentro, sobre el lado norte de la Morada, delante del cortinado, (Exodo 40, 22)

  • Luego puso el candelabro frente a la mesa, en el lado sur de la Morada, (Exodo 40, 24)

  • Luego las depositarás en la presencia del Señor, en dos hileras de seis, sobre la mesa de oro puro; (Levítico 24, 6)

  • Ellos tenían a su cargo el Arca, la mesa, el candelabro, los altares, los utensilios sagrados que se usaban en el culto, el cortinado que dividía el Santuario y todo el servicio relacionado con esos objetos. (Números 3, 31)

  • En seguida extenderán una tela de púrpura violeta sobre la mesa de los panes de la ofrenda, y depositarán sobre ella las fuentes, los vasos, las tazas y los jarros para la libación. El pan de la ofrenda perpetua estará sobre la mesa. (Números 4, 7)

  • Entonces Adoní Bézec exclamó: "Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían migajas debajo de mi mesa. Y ahora Dios me retribuye de acuerdo con lo que hice". Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió. (Jueces 1, 7)

  • Entonces Samuel preguntó a Jesé: "¿Están aquí todos los muchachos?". Él respondió: "Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño". Samuel dijo a Jesé: "Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí". (I Samuel 16, 11)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina