Znaleziono 91 Wyniki dla: victoria de Gedeón

  • pero él se apostó en medio de la parcela, la defendió y derrotó a los filisteos. Yahveh obró allí una gran victoria. (I Crónicas 11, 14)

  • Después de regresar Amasías de su victoria sobre los edomitas, introdujo los dioses de los seiríes; eligió los dioses de ellos, postróse ante ellos y les quemó incienso. (II Crónicas 25, 14)

  • Se enteró entonces de ello Judit, hija de Merarí, hijo de Ox, hijo de José, hijo de Oziel, hijo de Elcías, hijo de Ananías, hijo de Gedeón, hijo de Rafaín, hijo de Ajitob, hijo de Elías, hijo de Jilquías, hijo de Eliab, hijo de Natanael, hijo de Salamiel, hijo de Sarasaday, hijo de Israel. (Judit 8, 1)

  • ¡Y yo mismo te rendiré homenaje, por la victoria que te da tu diestra! (Job 40, 14)

  • ¡Y nosotros aclamemos tu victoria, de nuestro Dios el nombre tremolemos! ¡Cumpla Yahveh todas tus súplicas! (Salmos 20, 6)

  • Vana cosa el caballo para la victoria, ni con todo su vigor puede salvar. (Salmos 33, 17)

  • no por su espada conquistaron la tierra, ni su brazo les dio la victoria, sino que fueron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque los amabas. (Salmos 44, 4)

  • contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí. Por que aparezca tu justicia cuando hablas y tu victoria cuando juzgas. (Salmos 51, 6)

  • «Moab, la vasija en que me lavo. Sobre Edom tiro mi sandalia. ¡Canta, pues, victoria contra mí, Filistea!» (Salmos 60, 10)

  • Salmo. Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo. (Salmos 98, 1)

  • tú que das a los reyes la victoria, que salvas a David tu servidor. De espada de infortunio (Salmos 144, 10)

  • que en la guerra no depende la victoria de la muchedumbre del ejército, sino de la fuerza que viene del Cielo. (I Macabeos 3, 19)


“Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina