35. Pero aquel mismo día, Labán separó los chivos rayados y moteados, todas las cabras manchadas y moteadas -todo lo que tenía una mancha blanca- y todos los corderos negros, y los confió al cuidado de sus hijos.





“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina