I Juan, 2

La Biblia de Jerusalén

1 Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo.

2 El es víctima de propiciación por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero.

3 En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos.

4 Quien dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él.

5 Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él.

6 Quien dice que permanece en él, debe vivir como vivió él.

7 Queridos, no os escribo un mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio. Este mandamiento antiguo es la Palabra que habéis escuchado.

8 Y sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo - lo cual es verdadero en él y en vosotros - pues las tinieblas pasan y la luz verdadera brilla ya.

9 Quien dice que está en la luz y aborrece a su hermano, está aún en las tinieblas.

10 Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza.

11 Pero quien aborrece a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas, no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.

12 Os escribo a vosotros, hijos míos, porque se os han perdonado los pecados por su nombre.

13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al Maligno.

14 Os he escrito a vosotros, hijos míos, porque conocéis al Padre, Os he escrito, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la Palabra de Dios permanece en vosotros y habéis vencido al Maligno.

15 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

16 Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del mundo.

17 El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de Dios permanece para siempre.

18 Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que es ya la última hora.

19 Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros.

20 En cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis.

21 Os he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque ninguna mentira viene de la verdad.

22 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.

23 Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.

24 En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre,

25 y esta es la promesa que él mismo os hizo: la vida eterna.

26 Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros.

27 Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él.

28 Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida.

29 Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él.




Versículos relacionados com I Juan, 2:

Capítulo 2 de 1 San Juan habla sobre la importancia de obedecer los mandamientos de Dios y seguir el ejemplo de Jesús. Además, el autor advierte sobre la presencia de falsos maestros y enseña sobre el amor fraternal entre los hermanos en la fe. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:

Proverbios 19:16: "El que mantiene el mandamiento mantiene su alma; pero lo que desprecia sus caminos morirá". Este versículo enfatiza la importancia de obedecer los mandamientos de Dios, que traen vida y protección a quienes los siguen.

Juan 15:10: "Si mantienes mis mandamientos, permanecerás en mi amor; tal como he mantenido los mandamientos de mi padre y permanecen en su amor". Jesús es el ejemplo máximo de obediencia a los mandamientos de Dios, y al seguirlo, también permanecemos en el amor de Dios.

Mateo 7:15: "Tenga cuidado con los falsos profetas, que se les presentan disfrazados en ovejas, pero en el interior son lobos robados". Al igual que 1 San Juan 2 advierte sobre la presencia de falsos maestros, este verso de Matthew advierte sobre la necesidad de discernir las enseñanzas de quienes se presentan como un líder religioso.

Romanos 13:8: "No deberías ser para nadie más que el amor con el que se aman; La práctica del amor fraternal es uno de los principales mensajes de 1 San Juan 2, y este versículo de romanos enfatiza que amar a su prójimo es cumplir la ley de Dios.

Efesios 2:10: "Porque somos su propia creación, creada en Cristo Jesús por buenas obras, que Dios se preparó de antemano para que caminemos en ellas". Así como 1 San Juan 2 destaca la importancia de seguir el ejemplo de Jesús, este versículo de efesios enseña que fuimos creados en Cristo para realizar buenas obras que fueron preparadas por Dios para nosotros.



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