Encontrados 91 resultados para: Armas

  • Había entrado a una ciudad llamada Persépolis, pero, cuando pretendió saquear el templo y apoderarse de la ciudad, los habitantes se amotinaron y tomaron las armas contra él. Los del lugar echaron a Antíoco y a los suyos, que huyeron muy avergonzados. (2 Macabeos 9, 2)

  • Timoteo, que había sido vencido antes por los judíos, reunió numerosas fuerzas extranjeras y un gran número de caballos traídos de Asia y se presentó con la intención de conquistar Judea por las armas. (2 Macabeos 10, 24)

  • Terminada la oración, tomaron las armas y se alejaron de la ciudad, pero, cuando llegaron cerca del enemigo, se detuvieron. (2 Macabeos 10, 27)

  • Rodeando al Macabeo, lo defendían con sus armas, haciéndolo invulnerable, y al mismo tiempo lanzaban flechas y rayos contra los enemigos, que caían y se dispersaban en el mayor desorden, heridos de ceguera. (2 Macabeos 10, 30)

  • El Macabeo en persona tomó el primero las armas y exhortó a los demás a que, juntamente con él, afrontaran el pelibro y ayudaran a sus hermanos. (2 Macabeos 11, 7)

  • Después de reunirse en privado con los Ancianos, acordó partir con los suyos a buscar una decisión por las armas, Dios mediante, antes de que el ejército del rey invadiera Judea y se hiciera dueño de Jerusalén. (2 Macabeos 13, 13)

  • «Pues yo, como soberano sobre la tierra, mando tomar las armas y ejecutar los decretos del rey.» Pero no pudo llevar a cabo sus propósitos impíos. (2 Macabeos 15, 5)

  • Entonces el Macabeo contempló la muchedumbre que tenía delante y que los combatía con tantas armas diversas, con el apoyo de feroces elefantes; levantó las manos al cielo e invocó al Señor que obra prodigios, pues bien sabía que da la victoria a los que la merecen y que ésta no depende de las armas, sino de la voluntad de Dios. (2 Macabeos 15, 21)

  • La sabiduría tiene más poder que las armas: pero bastan los errores de una sola persona para destruir mucho bien. (Eclesiastés (Qohelet) 9, 18)

  • Su amor celoso lo llevó a tomar las armas mmoviliza al universo para castigar a sus enemigos (Sabiduría 5, 17)

  • Un hombre intachable tomó inmediatamente su defensa con las armas de su ministerio: la oración y el incienso de los sacrificios expiatorios. Así enfrentó a tu cólera, Señor, y puso fin a su prueba: vieron entonces que era tu servidor. (Sabiduría 18, 21)

  • Puso fin a tu resentimiento no con la fuerza física o la eficacia de las armas sino con su palabra: le recordó al Exterminador las promesas y las alianzas pactadas antiguamente con nuestros padres. (Sabiduría 18, 22)


O Pai celeste está sempre disposto a contentá-lo em tudo o que for para o seu bem”. São Padre Pio de Pietrelcina