Encontrados 611 resultados para: Mano

  • sino que lo matarás. Tu mano será la primera en caer sobre él, y después lo hará todo el pueblo. (Deuteronomio 13, 10)

  • Si se encuentra algún pobre entre tus hermanos, que viven en tus ciudades, en la tierra que Yavé te ha de dar, no endurezcas el corazón ni le cierres tu mano, (Deuteronomio 15, 7)

  • Nunca faltarán pobres en este país, por esto te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra. (Deuteronomio 15, 11)

  • La mano de los testigos será la primera en tirar piedras para matarlo. Después, todo el pueblo lo apedreará. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 17, 7)

  • No te compadecerás de él, sino que le harás pagar vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie. (Deuteronomio 19, 21)

  • Si pasas por los sembrados de tu prójimo, podrás arrancar espigas con tu mano, pero no meterás la hoz en las mieses de tu prójimo. (Deuteronomio 23, 26)

  • Si dos hombres pelean entre sí y la mujer de uno de ellos se acerca para librar a su marido de los golpes del otro, alarga la mano y agarra a éste por las vergüenzas, (Deuteronomio 25, 11)

  • harás cortar la mano de la mujer sin piedad. (Deuteronomio 25, 12)

  • Yavé nos sacó de Egipto con mano firme, demostrando su poder con señales y milagros que sembraron el terror. (Deuteronomio 26, 8)

  • Vean ahora que Yo, sólo Yo soy, y que no hay más Dios que yo. Yo doy la muerte y la vida, yo hiero, y soy yo mismo el que sano, y no hay quien se libre de mi mano. (Deuteronomio 32, 39)

  • Sí, yo alzo al cielo mi mano y digo: «Tan cierto como vivo yo para siempre, (Deuteronomio 32, 40)

  • afilaré la punta de mi espada, y mi mano empuñará el Juicio; me vengaré de mis adversarios, y daré el pago a quienes me aborrecen. (Deuteronomio 32, 41)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina