Encontrados 154 resultados para: Set

  • Tenía cuarenta hijos y treinta nietos, que montaban setenta burros. (Jueces 12, 14)

  • En toda esta tropa había setecientos hombres valientes, todos zurdos, capaces de lanzar una piedra con la honda contra un cabello, sin errar el tiro. (Jueces 20, 16)

  • En Bet-Semes Yavé hizo perecer a setenta personas que se atrevieron a mirar el Arca. Al ver esto, todo el pueblo se apenó mucho. (1 Samuel 6, 19)

  • David le captu ró mil setecientos hombres de a caballo y vein te mil infantes. Desjarretó a todos los caballos de los carros de guerra, reservándose solamen te cien. (2 Samuel 8, 4)

  • David mató a los combatientes de sete cientos carros de guerra, y cayeron cuarenta mil hombres de a pie. También cayó Sobac, el ge neral en jefe, quien murió allí mismo. (2 Samuel 10, 18)

  • David escogió, pues, la peste. Era el tiempo de la cosecha del trigo y Yavé envió la peste durante tres días completos, conforme a lo establecido. Desde Dan a Bersebá murieron setenta mil hombres. (2 Samuel 24, 15)

  • Además, Salomón tenía setenta mil portadores y ochenta mil canteros en la montaña, (1 Reyes 5, 15)

  • Las cuatro ruedas estaban bajo los paneles, y sus ejes formaban un solo cuerpo con la basa; las ruedas tenían una altura de setenta centímetros. (1 Reyes 7, 32)

  • Luego devastaron sus ciudades y cada uno echó piedras en las tierras fértiles, hasta cubrirlas. Taparon los manantiales y talaron los árboles frutales. A los habitantes de Quir Aroset no les dejaron más que sus piedras. Pero los honderos la rodearon y comenzaron a castigarla. (2 Reyes 3, 25)

  • Al ver el rey de Moab que lo superaban sus enemigos, reunió setecientos guerreros e intentó romper el cerco frente al rey de Edom. Pero no lo lograron. (2 Reyes 3, 26)

  • Setenta hijos de Ajab vivían en Samaria. Jehú escribió cartas y las envió a Samaria, a los jefes de la ciudad, a los jueces y a los que cuidaban de los hijos de Ajab, diciendo: (2 Reyes 10, 1)

  • Pero él les mandó una segunda carta, que decía: «Si son de mi partido y de los que me obedecen, tomen las cabezas de los hijos del rey, su señor, y vengan mañana a conversar conmigo a estas horas en Jezrael.» Los hijos del rey eran setenta y se criaban en las casas de las familias más importantes de la ciudad. (2 Reyes 10, 6)


“O mal não se vence com o mal, mas com o bem, que tem em si uma força sobrenatural.” São Padre Pio de Pietrelcina