Encontrados 113 resultados para: palacio

  • El resto se refugió en la ciudad de Afec, pero la muralla se desplomó delante de los veintisiete mil hombres que quedaban. Ben-Hadad se refugió en el palacio, pasando de habitación en habitación. (1 Reyes 20, 30)

  • Nabot, un hombre de la ciudad de Jezrael, tenía una viña que estaba al lado del palacio de Ajab, rey de Samaria. (1 Reyes 21, 1)

  • El rey le preguntó sobre el hecho y ella se lo contó. Inmediatamente el rey mandó con ella a un oficial del palacio, a quien le dijo: «Haz que le devuelvan todo lo que le pertenece con todo lo que han producido sus campos desde el día que ella partió hasta hoy.» (2 Reyes 8, 6)

  • El mayordomo del palacio, el comandante de la ciudad, los jueces y los preceptores mandaron a Jehú esta respuesta: «Somos siervos tuyos, haremos lo que tú digas. No proclamaremos rey a nadie; haz tú lo que mejor te parezca.» (2 Reyes 10, 5)

  • La hicieron salir y, al llegar al palacio del rey por la Entrada de los caballos, allí la mataron. (2 Reyes 11, 16)

  • Después Joyada puso centinelas en la Casa de Yavé; encabezó a los oficiales, a los guardias del rey, a los guardias carios y a los ciudadanos que acompañaban al rey hasta el palacio. Allí entraron por la Puerta de la Guardia y el rey Joás se sentó en el trono real. (2 Reyes 11, 19)

  • Su general ayudante Pecaj, hijo de Romelías, se rebeló contra él y, encabezando unos cincuenta hombres de la provincia de Galaad, vino a darle muerte en Samaria, en la torre del palacio. Muerto el rey, Pecaj le sucedió. (2 Reyes 15, 25)

  • Después de esto, Elyaquim, hijo de Helcías, mayordomo del palacio, el secretario Sobna y Joaj, hijo de Asaf, canciller, volvieron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas y le contaron las palabras de Rabsaces. (2 Reyes 18, 37)

  • Se alegró Ezequías por su venida y enseñó a los enviados su cámara del tesoro, la plata, el oro, los aromas, el aceite oloroso, sus armas y todo cuanto había en el tesoro. No hubo cosa en su palacio, ni de todo lo que poseía, que Ezequías no mostrara. (2 Reyes 20, 13)

  • Se tomará de entre tus hijos, los que nacieron de tu sangre, para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia.» (2 Reyes 20, 18)

  • Los caballos que los reyes de Judá habían dedicado al sol fueron suprimidos de la entrada de la Casa de Yavé; estaban cerca de la habitación del oficial del palacio Natanmeluc, en el atrio. Y los carros del sol fueron quemados. (2 Reyes 23, 11)

  • Había altares que los reyes de Judá habían construido en el techo del palacio de Ajaz. También había altares levantados por Manasés en los dos patios de la Casa de Yavé. Josías los hizo destruir todos y reducir a polvo, y los escombros se tiraron al torrente Cedrón. (2 Reyes 23, 12)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina