Encontrados 113 resultados para: palacio

  • Mardoqueo vivía en el palacio con dos guardias del rey. Como entrase en sospechas de que algo tramaban, les siguió la pista y descubrió que pensaban asesinar al rey. (Ester 12, 1)

  • Escoltadas de alegría y júbilo, van entrando al palacio real. (Salmos 45, 16)

  • Aquí están nuestros hijos como plantas que van creciendo desde su niñez, nuestras hijas son columnas angulares esculpidas en el frontis de un palacio. (Salmos 144, 12)

  • Demetrio se refugió en su palacio, mientras los ciudadanos ocupaban las calles de la ciudad y comenzaban el ataque. (1 Macabeos 11, 46)

  • las langostas no tienen rey, pero saben avanzar en disciplinados escuadrones, y por último el lagarto: uno lo toma con la mano, pero lo encuentras en el palacio de los reyes. (Proverbios 30, 27)

  • Cuando llevaron esta noticia al palacio de David: «Los de Aram están acampados en el territorio de Efraím», el corazón del rey y de la gente se puso a palpitar como se estremecen los árboles del bosque movidos por el viento. (Isaías 7, 2)

  • Así habla el Señor Yavé de los Ejércitos: Anda a ver a ese funcionario, llamado Sobna, que es administrador del palacio (Isaías 22, 15)

  • El palacio está abandonado, la ciudad bulliciosa está solitaria; el ofel y la torre de guardia han sido convertidos en ruinas para siempre; serán, en adelante, unos lugares donde gocen los burros salvajes o donde pasten los rebaños. (Isaías 32, 14)

  • A su encuentro salieron el mayordomo del palacio Eliaquim, el secretario Sobná y el canciller Joás, hijo de Asaf. (Isaías 36, 3)

  • El superintendente del palacio, Eliaquim, hijo de Helcías, el secretario Sobná y el canciller Joás, hijo de Asaf, volvieron a casa de Ezequías con la ropa rasgada y le contaron todo lo que les había dicho el general. (Isaías 36, 22)

  • En seguida mandó al superintendente del palacio, Eliaquim, al secretario Sobná y a los sacerdotes ancianos, vestidos de sacos, a ver al profeta Isaías, hijo de Amós, (Isaías 37, 2)

  • La sombra que proyecta el sol sobre las escaleras del palacio de Ajaz va a retroceder diez grados de los ya recorridos.» Y la sombra retrocedió diez grados de los que ya había recorrido. (Isaías 38, 8)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina