Encontrados 94 resultados para: vinieron

  • Todas las ciudades juntas de los sacerdotes, hijos de Aarón, vinieron a ser trece con sus alrededores. (Josué 21, 19)

  • Vinieron los reyes al combate, combatieron los reyes de Canaán, en Tanac, junto a las aguas de Meguido, pero no recogieron plata. (Jueces 5, 19)

  • Maldigan a Meroz, dijo el Angel de Yavé, maldigan, maldigan a sus moradores, pues no vinieron en ayuda de Yavé junto a los héroes. (Jueces 5, 23)

  • Los amonitas se concentraron y vinieron a acampar en Galaad. También los israelitas se reunieron y acamparon en Mizpá. (Jueces 10, 17)

  • Dalila comprendió que esta vez había dicho la verdad y llamó a los jefes de los filisteos diciendo: «Vengan, porque Sansón me ha descubierto su secreto.» Vinieron y le entregaron el dinero prometido. (Jueces 16, 18)

  • Vinieron los habitantes de Cariatiarim por el Arca de Yavé y la colocaron en la casa de Abinadab, en la loma, y consagraron a su hijo Eleazar para que la cuidase. (1 Samuel 7, 1)

  • Vinieron a avisarle a David que los filisteos estaban atacando a Queilá y destruyendo las eras. (1 Samuel 23, 1)

  • No hagas caso de ese malvado de Nabal, porque su nombre lo dice todo: es un estúpido. Y yo no estaba cuando vinieron tus jóvenes. (1 Samuel 25, 25)

  • Los zifitas vinieron a Guibea a decirle a Saúl que David estaba escondido en la loma de Jaquilá, frente al desierto. (1 Samuel 26, 1)

  • Los filisteos se reunieron y vinieron a acampar en Sunén. Saúl reunió también a los hombres de Israel y estableció su campamento en Gelboé. (1 Samuel 28, 4)

  • Por eso mañana levántense antes del amanecer, y con todos los que vinieron contigo vayan al lugar que les he asignado. No guardes, pues, rencor en tu corazón, porque tú sabes que te estimo. Levántense, pues, muy temprano y partan apenas aclare.» (1 Samuel 29, 10)

  • Entre los hombres que acompañaban a David, había gente mala y perversa que se puso a decir: «Ya que éstos no vinieron con nosotros, no les corresponde nada del botín. Que tomen su esposa y sus hijos y se vayan.» (1 Samuel 30, 22)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina