Encontrados 94 resultados para: vinieron

  • Estos reunieron a sus hermanos, se santificaron y vinieron a purificar la Casa de Yavé, conforme al mandato del rey, según las palabras de Yavé. (2 Crónicas 29, 15)

  • por el país de Efraím y de Manasés llegando hasta Zabulón. Pero se reían y se burlaban de ellos. Sin embargo hombres de Aser, Manasés y Zabulón hicieron penitencia y vinieron a Jerusalén. (2 Crónicas 30, 11)

  • Ezequías y los jefes vinieron a ver los montones y bendijeron a Yavé y a su pueblo Israel. (2 Crónicas 31, 8)

  • Muchos de los hijos de Israel, de los sacerdotes y levitas, de los cantores, de los porteros y de los ayudantes, vinieron también a Jerusalén el año séptimo del rey Artajerjes. (Esdras 7, 7)

  • Sambalat, el joronita; Tobías, el siervo amonita, y Guesem, el árabe, se rieron de nosotros y vinieron a decirnos: «¿Qué hacen? Se están rebelando contra el rey.» (Nehemías 2, 19)

  • Pero algunos judíos que vivían con ellos vinieron diez veces a avisarnos de todos los lugares de donde iban a salir contra nosotros. (Nehemías 4, 6)

  • Vinieron con Zorobabel, Josué, Nehemías, Azarías, Ramías, Najamaní, Mardoqueo, Belsán, Misperet, Biqvay, Nejum y Baara. Lista de los hombres del pueblo de Israel: (Nehemías 7, 7)

  • El sumo sacerdote, Joaquín, y todo el Consejo de Ancianos de los habitantes de Jerusalén vinieron a enterarse de los beneficios con que el Señor había colmado a Israel, y para ver a Judit y saludarla. (Judit 15, 8)

  • Un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante Yavé, apareció también entre ellos Satán. (Job 1, 6)

  • Otro día en que vinieron los hijos de Dios a presentarse ante Yavé, se presentó también con ellos Satán. (Job 2, 1)

  • Tres amigos de Job: Elifaz de Temán, Bildad de Suaj y Sofar de Naamat se enteraron de todas las desgracias que le habían ocurrido y vinieron cada uno de su país. Acordaron juntos ir a visitarlo y consolarlo. (Job 2, 11)

  • Mis entrañas se agitan sin descanso, porque me vinieron al encuentro días de aflicción. (Job 30, 27)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina