Encontrados 111 resultados para: Hablo

  • Si me callo, estarán a la expectativa, si hablo, me prestarán atención, si mi discurso se prolonga, permanecerán en silencio. (Sabiduría 8, 12)

  • Una vez más, el Señor habló a Ajaz en estos términos: (Isaías 7, 10)

  • Porque así me habló el Señor, cuando me tomó con su mano y me conminó a que no siguiera el camino de este pueblo: (Isaías 8, 11)

  • en ese mismo tiempo, el Señor habló por medio de Isaías, hijo de Amós, diciendo: "Ve, despójate del sayal que llevas ceñido, y quítate las sandalias de los pies". Él lo hizo así, y anduvo desnudo y descalzo. (Isaías 20, 2)

  • ¿Quién es el hombre bastante sabio para comprender todo esto? ¿A quien le habló la boca del Señor para que lo anuncie? ¿Por qué ha perecido el país, ha sido abrasado como el desierto por donde nadie transita? (Jeremías 9, 11)

  • Así me habló el Señor: "Ve a comprarte una faja de lino; te la ajustarás a la cintura, pero no la meterás en el agua". (Jeremías 13, 1)

  • Así me habló el Señor: Ve, párate en la puerta del Pueblo, por donde entran y salen los reyes de Judá, y en todas las puertas de Jerusalén, (Jeremías 17, 19)

  • A veces yo hablo, con respecto a una nación o a un reino, de arrancar, derribar y perder; (Jeremías 18, 7)

  • Otras veces hablo, con respecto a una nación o a un reino, de edificar y plantar; (Jeremías 18, 9)

  • Así habló el Señor a Jeremías: Ve a comprar un cántaro de arcilla. Luego llevarás contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes, (Jeremías 19, 1)

  • Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: "¡Violencia, devastación!". Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día. (Jeremías 20, 8)

  • Aquel mismo año, al comienzo del reinado de Sedecías, rey de Judá, el cuarto año, en el quinto mes, Ananías, hijo de Azur, que era un profeta de Gabaón, me habló así en la Casa del Señor, en presencia de los sacerdotes y de todo el pueblo: (Jeremías 28, 1)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina