Encontrados 275 resultados para: Salomón

  • Murió después de una dichosa vejez, lleno de años, de riqueza y de gloria, y le sucedió su hijo Salomón. (I Crónicas 29, 28)

  • Salomón, hijo de David, se afianzó en su trono, y el Señor, su Dios, estaba con él y lo engrandeció sobremanera. (II Crónicas 1, 1)

  • Salomón habló a todo Israel, a los jefes de mil y de cien hombres, a los jueces y a todos los príncipes de todo Israel, o sea, a los jefes de familia. (II Crónicas 1, 2)

  • Después Salomón fue con toda la asamblea al lugar alto de Gabaón, donde estaba la Carpa del Encuentro de Dios, que Moisés, el servidor del Señor, había construido en el desierto. (II Crónicas 1, 3)

  • Pero el altar de bronce que había hecho Besalel, hijo de Urí, hijo de Jur, estaba en Gabaón delante de la Morada del Señor, y Salomón fue junto con la asamblea a consultarlo allí al Señor. (II Crónicas 1, 5)

  • Salomón subió al altar de bronce que estaba junto a la Carpa del Encuentro, y ofreció sobre él mil holocaustos, en la presencia del Señor. (II Crónicas 1, 6)

  • Aquella misma noche, Dios se apareció a Salomón y le dijo: "Pídeme lo que quieras". (II Crónicas 1, 7)

  • Salomón respondió a Dios: "Tú has tratado a mi padre David con gran fidelidad y me has hecho reinar en lugar de él. (II Crónicas 1, 8)

  • Dios respondió a Salomón: "Ya que me haces esta petición y no reclamas riquezas, ni posesiones, ni gloria, ni la muerte de tus enemigos, ni tampoco una larga vida, sino que pides sabiduría e inteligencia para juzgar a mi pueblo, del cual te he constituido rey, (II Crónicas 1, 11)

  • Salomón regresó a Jerusalén desde el lugar alto de Gabaón, donde estaba la Carpa del Encuentro, y reinó sobre Israel. (II Crónicas 1, 13)

  • Salomón reunió carros de guerra y caballería: llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, y los acantonó en las ciudades destinadas a las carros, y en Jerusalén, junto al rey. (II Crónicas 1, 14)

  • Los caballos de Salomón procedían de Musrí y de Cilicia. Los agentes del rey los adquirían en Cilicia, a un precio fijo. (II Crónicas 1, 16)


“O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina