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Cada una de las dos columnas tenía dieciocho codos de alto, doce de circunferencia y cuatro dedos de grosor, y eran huecas por dentro. (Jeremías 52, 21)
El fuego que lanzó de lo alto bajó hasta mis huesos; tendió una red a mis pies y me hizo caer de espaldas. Me dejó abandonada y siempre doliente. (Lamentaciones 1, 13)
Alto y ancho, no tiene límites ni medidas (Baruc 3, 25)
Levántante, Jerusalén, ponte en lo alto, mira al oriente y ve a tus hijos reunidos del oriente al poniente por la voz del Santo, felices porque Dios se acordó de ellos. (Baruc 5, 5)
Ese día, mano en alto, juré que los haría salir de Egipto a un país que había seleccionado para ellos, un país que mana leche y miel, el más bello de todos los países. (Ezequiel 20, 6)
Era el más alto de los árboles del campo, sus ramas se habían multiplicado, su ramaje cubría todo su derredor gracias a la abundancia de las aguas. (Ezequiel 31, 5)
Pero esto es lo que dice Yavé: Subió demasiado alto, su copa se elevó hasta las nubes y su corazón se hinchó de orgullo. (Ezequiel 31, 10)
Un muro, alrededor de toda la Casa, la separaba del exterior. El hombre tenía en la mano una vara para medir que llegaba a los seis codos de largo. Midió esa construcción: una vara de espesor y otra de alto. (Ezequiel 40, 5)
Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra tallada de un codo y medio de largo, de uno y medio de ancho y uno de alto. En las meses se colocaban los instrumentos con los que se degollaban las víctimas para los holocaustos y los diversos sacrificios; (Ezequiel 40, 42)
Midió en seguida el muro de la Casa; tenía seis codos de alto; el ancho del corredor que rodeaba a la Casa era de cuatro codos. (Ezequiel 41, 5)
El ancho de las piezas iba aumentando en todo a medida que se subían; porque el corredor del edificio aumentaba gradualmente en todo el rededor de modo que el interior era más ancho en lo más alto, y así desde el pavimento se subía al piso del medio, y de éste al más alto. (Ezequiel 41, 7)
había un altar de madera de tres codos de alto; su largo y su ancho eran de dos codos. Tenía piezas angulares y sus adornos eran de madera. El hombre me dijo: "Esta es la mesa que está ante Yavé". (Ezequiel 41, 22)