Gefunden 185 Ergebnisse für: Pablo

  • «Yo soy judío, dijo Pablo, originario de Tarso, ciudadano de una importante ciudad de Cilicia. Te ruego que me permitas hablar al pueblo». (Hechos 21, 39)

  • El tribuno se lo permitió, y Pablo, de pie sobre la escalinata, hizo una señal al pueblo con la mano. Se produjo un gran silencio, y Pablo comenzó a hablarles en hebreo. (Hechos 21, 40)

  • Al oír que hablaba en hebreo, el silencio se hizo aún más profundo. Pablo prosiguió: (Hechos 22, 2)

  • El tribuno hizo entrar a Pablo en la fortaleza y ordenó que lo azotaran para saber por qué razón gritaban así contra él. (Hechos 22, 24)

  • Cuando lo sujetaron con las correas, Pablo dijo al centurión de turno: «¿Les está permitido azotar a un ciudadano romano sin haberlo juzgado?». (Hechos 22, 25)

  • El tribuno fue a preguntar a Pablo: «¿Tú eres ciudadano romano?». Y él le respondió: «Sí». (Hechos 22, 27)

  • El tribuno prosiguió: «A mí me costó mucho dinero adquirir esa ciudadanía». «En cambio, yo la tengo de nacimiento», dijo Pablo. (Hechos 22, 28)

  • Al día siguiente, queriendo saber con exactitud de qué lo acusaban los judíos, el tribuno le hizo sacar las cadenas, y convocando a los sumos sacerdotes y a todo el Sanedrín, hizo comparecer a Pablo delante de ellos. (Hechos 22, 30)

  • Con los ojos fijos en el Sanedrín, Pablo dijo: «Hermanos, hasta hoy yo he obrado con rectitud de conciencia delante de Dios». (Hechos 23, 1)

  • Entonces Pablo replicó: «A ti te golpeará Dios, hipócrita. ¡Tú te sientas allí para juzgarme según la Ley y, violando la Ley, me haces golpear!». (Hechos 23, 3)

  • «Yo no sabía, hermanos, que era el Sumo Sacerdote, respondió Pablo, porque está escrito: No maldecirás al jefe de tu pueblo». (Hechos 23, 5)

  • Pablo, sabiendo que había dos partidos, el de los saduceos y el de los fariseos, exclamó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseos, y ahora me están juzgando a causa de nuestra esperanza en la resurrección de los muertos». (Hechos 23, 6)


“Resigna-te a ser neste momento uma pequena abelha. E enquanto esperas ser uma grande abelha, ágil, hábil, capaz de fabricar bom mel, humilha-te com muito amor perante Deus e os homens, pois Deus fala aos que se mantêm diante dele humildemente”. São Padre Pio de Pietrelcina