1. Mictán de David. Protégeme, Dios mío, porque me refugio en ti.

2. Yo digo al Señor: "Señor, tú eres mi bien, no hay nada superior a ti".

3. Ellos, en cambio, dicen a los dioses de la tierra: "Mis príncipes, ustedes son toda mi alegría".

4. Multiplican sus ídolos y corren tras ellos, pero yo no les ofreceré libaciones de sangre, ni mis labios pronunciarán sus nombres.

5. El Señor es la parte de mi herencia y mi cáliz, ¡tú decides mi suerte!

6. Me ha tocado un lugar de delicias, estoy contento con mi herencia.

7. Bendeciré al Señor que me aconseja, ¡hasta de noche me instruye mi conciencia!

8. Tengo siempre presente al Señor: él está a mi lado, nunca vacilaré.

9. Por eso mi corazón se alegra, se regocijan mis entrañas y todo mi ser descansa seguro:

10. porque no me entregarás a la Muerte ni dejarás que tu amigo vea el sepulcro.

11. Me harás conocer el camino de la vida, saciándome de gozo en tu presencia, de felicidad eterna a tu derecha.





“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.”(Pe Pio) São Padre Pio de Pietrelcina