5. Cuando abrió el tercer sello, oí gritar al tercer Ser Viviente: «Ven.» Esta vez el caballo era negro y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.





“Quando a videira se separa da estaca que a sustenta, cai, e ao ficar na terra apodrece com todos os cachos que possui. Alerta, portanto, o demônio não dorme!” São Padre Pio de Pietrelcina