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Comprobarás mi honradez el día de mañana cuando quieras verificar personalmente lo que me llevo. Todo lo que no sea manchado o rayado entre las cabras, ni negro entre los corderos, será considerado como un robo de mi parte.» (Génesis 30, 33)
Ese mismo día Labán puso aparte todos los cabritos rayados o con manchas, y a cuanto cordero había con color negro, y se los dio a sus hijos, (Génesis 30, 35)
Entonces Jacob separaba los corderos. En una palabra, hacía que las ovejas del rebaño de Labán miraran todo lo que tenía rayas o era negro. Así se formó rebaños que le pertenecían y que apartaba de los de Labán. (Génesis 30, 40)
Será como serpiente en el camino, como víbora en el sendero, que muerde los talones del caballo, y hace caer de espaldas al jinete. (Génesis 49, 17)
Lo acompañaban además carros y soldados a caballo, lo que hacía que fuese una caravana muy considerable. (Génesis 50, 9)
Entonces Moisés y los hijos de Israel cantaron este cántico a Yavé: «Cantaré a Yavé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete. (Exodo 15, 1)
Y Miriam les entonaba las palabras: «Cantemos a Yavé, que se hizo famoso; arrojó en el mar al caballo y su jinete.» (Exodo 15, 21)
Pero, si le parece que la tiña no se ha extendido y ha brotado en ella pelo negro, esa persona ha sanado de la tiña: es pura, y así lo declarará el sacerdote. (Levítico 13, 37)
Los filisteos se reunieron para atacar a Israel con tres mil carros, seis mil hombres de a caballo y un ejército tan numeroso como las arenas del mar. Subieron y acamparon en Micmas, al este de Bet-Avén. (1 Samuel 13, 5)
Respondió el joven: «Yo me encontraba, por casualidad, en el cerro Gelboé, y vi a Saúl apoyado en su lanza y cercado por carros y hombres a caballo. (2 Samuel 1, 6)
David le captu ró mil setecientos hombres de a caballo y vein te mil infantes. Desjarretó a todos los caballos de los carros de guerra, reservándose solamen te cien. (2 Samuel 8, 4)
todas las ciudades de aprovisionamiento que tenía Salomón, las ciudades de los carros de guerra y las de las tropas de a caballo, y todo cuanto Salomón quiso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra de su dominio. (1 Reyes 9, 19)