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Porque les había dicho: "Llenen los patios de cadáveres, el Templo quedará manchado con ellos; luego salgan y maten en la ciudad". (Ezequiel 9, 7)
Haré que salgan de todos los pueblos y los reuniré de todos esos países en donde, en mi cólera, los había dispersado a la fuerza, castigándolos duramente. (Ezequiel 20, 34)
Cuando salgan de en medio de los pueblos y los junte de todos los países en donde fueron dispersos, serán para mí como un perfume de agradable olor. Entonces, por medio de ustedes haré que las naciones vean mi santidad. (Ezequiel 20, 41)
Haré que salgan de los otros pueblos, las reuniré de diferentes países y las conduciré a su propia tierra. Haré que ramoneen por las montañas de Israel, en los valles y en todas las praderas del país. (Ezequiel 34, 13)
Cuando los sacerdotes salgan del santuario al patio exterior, dejarán allí las vestimentas con que oficiaron, porque esas vestimentas son santas. Se pondrán otras y entonces irán al patio reservado al pueblo. (Ezequiel 42, 14)
Cuando salgan donde está el pueblo en el patio exterior, se sacarán las vestimentas con que celebraron el culto; las dejarán en las salas santas y se pondrán otra ropa para que el pueblo no entre en contacto con sus vestimentas sagradas. (Ezequiel 44, 19)
El príncipe entrará con sus súbditos y saldrá cuando estos salgan. (Ezequiel 46, 10)
Y Nabucodonosor se acercó a la boca del horno ardiente y dijo: «Sidrac, Misac y Abdénago, servidores del Dios Altísimo, salgan y vengan acá.» Entonces ellos salieron de en medio del fuego (Daniel 3, 93)
Habitante de Safi, toca el clarín. Que no salgan de su ciudad los que viven en Sanán. Betaesel es arrancada de sus cimientos, en los que se apoyaba. (Miqueas 1, 11)
«Ea, salgan del país del norte, dice Yavé, pues yo los he dispersado a los cuatro puntos cardinales.» (Zacarías 2, 10)
Y si en algún lugar no los reciben ni escuchan sus palabras, salgan de esa familia o de esa ciudad, sacudiendo el polvo de los pies. (Evangelio según San Mateo 10, 14)
Al llegar la medianoche, se oyó un gritó: «¡Viene el novio, salgan a su encuentro!» (Evangelio según San Mateo 25, 6)