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Al desembarcar Jesús y encontrarse con tan gran gentío, sintió compasión de ellos y sanó a sus enfermos. (Evangelio según San Mateo 14, 14)
Un gentío muy numeroso se acercó a él trayendo mudos, ciegos, cojos, mancos y personas con muchas otras enfermedades. Los colocaron a los pies de Jesús y él los sanó. (Evangelio según San Mateo 15, 30)
En seguida Jesús dio una orden al demonio, que salió, y desde ese momento el niño quedó sano. (Evangelio según San Mateo 17, 18)
También allí mucha gente vino a él y los sanó. (Evangelio según San Mateo 19, 2)
También en el Templo se le acercaron algunos ciegos y cojos, y Jesús los sanó. (Evangelio según San Mateo 21, 14)
Jesús sanó a muchos enfermos con dolencias de toda clase y expulsó muchos demonios; pero no los dejaba hablar, pues sabían quién era. (Evangelio según San Marcos 1, 34)
Al instante se le quitó la lepra y quedó sano. (Evangelio según San Marcos 1, 42)
Se acercaron Jesús y vieron al hombre endemoniado, el que había estado en poder de la Multitud, sentado, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron. (Evangelio según San Marcos 5, 15)
Y no pudo hacer allí ningún milagro. Tan sólo sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos. (Evangelio según San Marcos 6, 5)
La gente salió a ver qué había pasado y llegaron a donde estaba Jesús. Encontraron junto a él al hombre del que habían salido los demonios, sentado a sus pies, vestido y en su sano juicio. Todos se asustaron. (Evangelio según San Lucas 8, 35)
El le respondió: «Tu hermano ha regresado a casa, y tu padre mandó matar el ternero gordo por haberlo recobrado sano y salvo.» (Evangelio según San Lucas 15, 27)
Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, volvió de inmediato alabando a Dios en alta voz, (Evangelio según San Lucas 17, 15)