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  • En algunos casos el restablecimiento pasa por las manos de ellos; (Sirácides (Eclesiástico) 38, 13)

  • Lo mismo pasa con cualquier obrero o artesano que trabaja día y noche, con los que graban los sellos y se esfuerzan por variar el diseño. Toda su atención está puesta en el trabajo que hacen, y pasan las noches en vela perfeccionando su obra. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 27)

  • Pasa todo lo contrario con el que se aplica a meditar la Ley del Altísimo. Escudriña la sabiduría de los antiguos y las profecías de éstos le absorben todo el tiempo. (Sirácides (Eclesiástico) 39, 1)

  • Esto le pasa a todos tanto hombres como animales, pero es siete veces peor para los pecadores: (Sirácides (Eclesiástico) 40, 8)

  • Cuando Dios se comprometió con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, uno solo de sus hijos heredaría su realeza; con Aarón, en cambio, su sacerdocio pasa a todos sus descendientes. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 25)

  • Escuchen ese rugido que viene de las montañas como de una inmensa muchedumbre. Escuchen el ruido de los reinos o de las naciones reunidas. Es Yavé de los Ejércitos, que pasa revista al ejército dispuesto para la guerra. (Isaías 13, 4)

  • Profecía sobre el desierto que está junto al mar. Esto viene del desierto, del país espantoso, es como una tempestad que pasa por el Negueb. (Isaías 21, 1)

  • Profecía contra el valle de la Visión: ¿Qué te pasa, que has subido a las terrazas, (Isaías 22, 1)

  • Pues el yuyo no se trilla ni se pasa el rodillo sobre el comino, sino que al yuyo, lo mismo que al comino, se les golpea con un palo. (Isaías 28, 27)

  • Tadas las visiones han pasado a ser para ustedes como las palabras de un libro que está sellado. Si se lo pasa a uno que no sabe leer, diciéndole: «Lee esto», él contestará: «No puedo, pues el libro está sellado.» (Isaías 29, 11)

  • Los caminos están desiertos, ya nadie pasa por allí. No respetaron el contrato, han faltado a su palabra, no han sido siquiera correctos. (Isaías 33, 8)

  • La hierba se seca y la flor se marchita cuando sobre ella pasa el soplo de Yavé.» (Isaías 40, 7)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina