Fundar 43 Resultados para: efod

  • Los principales del pueblo contribuyeron con piedras de lapislázuli, con piedras de engaste para el efod y el pectoral, (Exodo 35, 27)

  • El efod lo hicieron de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado. (Exodo 39, 2)

  • Después aplicaron al efod dos hombreras, y este quedó unido por sus dos extremos. (Exodo 39, 4)

  • Finalmente colocaron las piedras en las hombreras del efod, para que fueran un memorial en favor de los israelitas, delante del Señor, como él se lo había ordenado a Moisés. (Exodo 39, 7)

  • También hicieron el pectoral, trabajado artísticamente y confeccionado de la misma manera que el efod. Lo hicieron de oro, de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y de lino fino reforzado. (Exodo 39, 8)

  • y unieron las otras dos puntas a los engastes que habían colocado sobre las hombreras del efod, por la parte de adelante. (Exodo 39, 18)

  • Hicieron, asimismo, otras dos argollas de oro y las ajustaron a los dos extremos inferiores del pectoral, sobre el borde interior, el que da hacia el efod. (Exodo 39, 19)

  • También forjaron otras dos argollas de oro y las adhirieron a las dos hombreras del efod, por la parte de adelante y bien hacia abajo, o sea, cerca de la costura y encima del cinturón. (Exodo 39, 20)

  • Así sujetaron el pectoral, haciendo pasar entre sus argollas y las argollas del efod un cordón de púrpura violeta, de manera que el pectoral quedaba fijo sobre el cinturón y no podía desprenderse del efod. Esto es lo que el Señor había ordenado a Moisés. (Exodo 39, 21)

  • Además, hicieron el manto del efod, todo tejido de púrpura violeta. (Exodo 39, 22)

  • Después impuso la túnica a Aarón y se la ciñó con la faja; lo vistió con el manto y le puso encima el efod, ciñéndolo con el cinturón, de manera que se lo dejó bien ajustado. (Levítico 8, 7)

  • por los hijos de José, por la tribu de los hijos de Manasés, el jefe Janiel, hijo de Efod; (Números 34, 23)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina