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  • Con todo eso, Gedeón hizo un efod, y lo instaló en su ciudad, en Ofrá. Todo Israel fue a prostituirse allí, delante del efod, que se convirtió en una trampa para Gedeón y su familia. (Jueces 8, 27)

  • Y como este hombre tenía un lugar de culto, se hizo un efod y unos ídolos familiares, e invistió a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote. (Jueces 17, 5)

  • Entonces tomaron la palabra los cinco hombres que habían ido a explorar la región de Lais, y dijeron a sus hermanos: "¿Saben lo que hay en esas casas? Hay un efod, unos ídolos familiares y una estatua de metal fundido. Ahora vean lo que tienen que hacer". (Jueces 18, 14)

  • los cinco hombres que habían ido a explorar el país se introdujeron en la casa y tomaron la estatua de metal fundido, el efod y los ídolos familiares. Mientras tanto, el sacerdote permanecía de pie junto a la puerta de entrada, con los seiscientos hombres armados. (Jueces 18, 17)

  • Al ver que habían entrado en la casa de Micá y habían tomado la estatua de metal fundido, el efod y los ídolos familiares, el sacerdote les dijo: "¿Qué están haciendo?". (Jueces 18, 18)

  • El sacerdote se puso muy contento; tomó el efod, los ídolos familiares y la estatua, y se incorporó a la tropa. (Jueces 18, 20)

  • Samuel servía en la presencia del Señor; era un niño, y llevaba ceñido el efod de lino. (I Samuel 2, 18)

  • Elegí a tu padre entre todas las tribus de Israel, para que fuera mi sacerdote y subiera a mi altar, para que hiciera arder el incienso y llevara el efod en mi presencia. Y asigné a la familia de tu padre todas las ofrendas que hacen quemar los israelitas. (I Samuel 2, 28)

  • Ajías, hijo de Ajitub, hermano de Icabod, hijo de Pinjás, hijo de Elí, el sacerdote del Señor en Silo, llevaba el efod. La tropa tampoco sabía que Jonatán había partido. (I Samuel 14, 3)

  • Saúl dijo a Ajías: "Trae aquí el efod". Porque, en ese tiempo, era él quien llevaba el efod delante de Israel. (I Samuel 14, 18)

  • El sacerdote respondió: "La espada de Goliat, el filisteo que tú derrotaste en el valle del Terebinto, está allí, envuelta en un paño, detrás del efod. Tómala, si quieres, porque aquí no hay otra". "No hay otra espada igual a esa, respondió David: ¡dámela!". (I Samuel 21, 10)

  • Entonces el rey dijo a Doeg: "Vuélvete y mátalos tú". Doeg se volvió y acometió contra los sacerdotes: así mató aquel día a ochenta y cinco hombres que vestían el efod de lino. (I Samuel 22, 18)


“Mesmo a menor transgressão às leis de Deus será levada em conta.” São Padre Pio de Pietrelcina