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  • En la ciudad apresó también a un eunuco, que estaba al frente de los hombres de guerra, a siete hombres del servicio personal del rey que fueron sorprendidos en la ciudad, al secretario del jefe del ejército, encargado de enrolar al pueblo del país, y a sesenta hombres del pueblo que estaban en medio de la ciudad. (Jeremías 52, 25)

  • Allí nacieron los famosos gigantes de los primeros tiempos, de gran estatura y expertos en la guerra. (Baruc 3, 26)

  • Otro tiene en su derecha un puñal y un hacha, pero no puede defenderse de la guerra ni de los ladrones. (Baruc 6, 13)

  • Cuando les sobreviene una guerra u otras calamidades, los sacerdotes se consultan para saber dónde esconderse junto con sus dioses. (Baruc 6, 48)

  • ¿Cómo no comprenden que no pueden ser dioses los que no pueden salvarse a sí mismos ni de la guerra ni de las calamidades? (Baruc 6, 49)

  • Luego la sitiarás: levantarás contra ella torres de asedio, harás terraplenes, instalarás campamentos y emplazarás a su alrededor máquinas de guerra. (Ezequiel 4, 2)

  • En su mano derecha está el presagio que señala "Jerusalén", para ordenar la matanza, lanzar el grito de guerra, colocar arietes contra las puertas, levantar terraplenes y construir torres de asalto. (Ezequiel 21, 27)

  • Porque así habla el Señor: Yo voy a traer contra Tiro, desde el Norte, a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, y él vendrá con caballos, carros de guerra y jinetes, y con una coalición de pueblos numerosos. (Ezequiel 26, 7)

  • Tus riquezas, tus mercancías, tus cargamentos, tus marineros y tus timoneles, los que reparan tus averías y tus agentes de comercio, todos tus hombres de guerra y toda la tripulación que llevas contigo se hundirán en el corazón de los mares el día de tu naufragio. (Ezequiel 27, 27)

  • Ellos no yacen con los héroes caídos antiguamente -con los que bajaron al Abismo con sus armas de guerra, con sus espadas debajo de sus cabezas y sus escudos sobre sus restos- porque el terror de los héroes reinaba en la tierra de los vivientes. (Ezequiel 32, 27)

  • Yo miraba, y este cuerno hacía la guerra a los Santos del Altísimo y prevalecía sobre ellos, (Daniel 7, 21)

  • Y después de las sesenta y dos semanas, será suprimido un ungido inocente; en la Ciudad y en el Lugar santo, hará estragos el pueblo de un jefe invasor; pero su fin sobrevendrá en un cataclismo, y hasta el fin habrá guerra y las devastaciones decretadas. (Daniel 9, 26)


“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina