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  • Nuestros hermanos, después de haber soportado un breve tormento, gozan ahora de la vida inagotable, en virtud de la Alianza de Dios. Pero tú, por el justo juicio de Dios, soportarás la pena merecida por tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)

  • Enfurecido a causa de esto, pensaba desquitarse con los judíos de la afrenta que le habían inferido los que le obligaron a emprender la retirada. Entonces ordenó al auriga que condujera el carro sin parar hasta el fin del trayecto. Pero, en realidad, ya era inminente el juicio del Cielo porque él había dicho lleno de arrogancia: "Al llegar allí, haré de Jerusalén un cementerio de judíos". (II Macabeos 9, 4)

  • Como sus dolores no se calmaban de ninguna forma, porque el justo juicio de Dios se había abatido sobre él, y desesperando de su salud, escribió a los judíos, en tono de súplica, la carta que se transcribe a continuación: (II Macabeos 9, 18)

  • Pero en lo que respecta a lo que él consideró que debía someter al juicio del rey, envíennos urgentemente a alguien con instrucciones detalladas sobre el particular, para que las expongamos como les conviene a ustedes, ya que vamos a ir a Antioquía. (II Macabeos 11, 36)

  • pero al final, ella es amarga como el ajenjo, cortante como una espada de doble filo. (Proverbios 5, 4)

  • y vi entre los incautos, divisé entre los adolescentes a un joven falto de juicio, (Proverbios 7, 7)

  • Anillo de oro en la trompa de un cerdo es la mujer hermosa pero falta de juicio. (Proverbios 11, 22)

  • A un hombre se lo alaba por su buen juicio, pero el de corazón falso cae en la ignominia. (Proverbios 12, 8)

  • El buen juicio se gana el favor, pero los traidores caminan hacia su ruina. (Proverbios 13, 15)

  • Hay caminos que parecen rectos, pero al final son caminos de muerte. (Proverbios 14, 12)

  • El buen juicio es fuente de vida para el que lo posee, pero la necedad es el castigo de los necios. (Proverbios 16, 22)

  • Hay caminos que parecen rectos, pero al final son caminos de muerte. (Proverbios 16, 25)


“Deus é servido apenas quando é servido de acordo com a Sua vontade.” São Padre Pio de Pietrelcina