Fundar 552 Resultados para: sabiduría de Salomón

  • La palabra del Señor llegó a Salomón en estos términos: (I Reyes 6, 11)

  • Cuando Salomón terminó de construir la Casa, (I Reyes 6, 14)

  • Delante del lugar santísimo -que tenía diez metros de largo, diez de ancho y diez de alto, y que Salomón había recubierto de oro puro- se encontraba el altar revestido de cedro. (I Reyes 6, 20)

  • Salomón recubrió de oro fino el interior de la Casa e hizo pasar cadenas de oro por delante del lugar santísimo, al que revistió de oro. (I Reyes 6, 21)

  • Salomón puso los querubines en medio del recinto interior. Estos tenían las alas desplegadas: un ala del primer querubín tocaba el muro y un ala del segundo tocaba el muro opuesto; y las alas extendidas hacia el centro de la Casa se tocaban una con otra. (I Reyes 6, 27)

  • En el año undécimo, en el mes de Bul -que es el octavo mes- , fue terminada la Casa en todos sus detalles y conforme al proyecto. Siete años tardó Salomón para terminarla. (I Reyes 6, 38)

  • Salomón edificó también su casa, y tardó trece años en terminarla. (I Reyes 7, 1)

  • El rey Salomón mandó a buscar a Jirám de Tiro, (I Reyes 7, 13)

  • el hijo de una viuda de la tribu de Neftalí. Su padre, un natural de Tiro, había sido artesano del bronce, y él mismo estaba dotado de una gran habilidad, inteligencia y destreza para ejecutar toda clase de trabajos en bronce. Jirám se presentó ante el rey Salomón y ejecutó todos los trabajos que él le encomendó. (I Reyes 7, 14)

  • Jirám hizo también las ollas, las palas y los aspersorios. Así terminó todo el trabajo que debía hacer para el rey Salomón en la Casa del Señor: (I Reyes 7, 40)

  • las ollas, las palas y los aspersorios. Todos esos objetos que hizo Jirám para el rey Salomón, en la Casa del Señor, eran de bronce bruñido. (I Reyes 7, 45)

  • Salomón mandó hacer asimismo todos los objetos que estaban en la Casa del Señor: el altar de oro y la mesa sobre la que se ponía el pan de la ofrenda, hecha también de oro; (I Reyes 7, 48)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina