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  • Los ejercicios corporales sirven para poco; en cambio la piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura. (I Timoteo 4, 8)

  • Que nadie menosprecie tu juventud. Procura, en cambio, ser para los creyentes modelo en la palabra, en el comportamiento, en la caridad, en la fe, en la pureza. (I Timoteo 4, 12)

  • La que, en cambio, está entregada a los placeres aunque viva, está muerta. (I Timoteo 5, 6)

  • Descarta, en cambio, a las viudas jóvenes, porque cuando les asaltan los placeres contrarios a Cristo, quieren casarse (I Timoteo 5, 11)

  • Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. (I Timoteo 5, 24)

  • Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas; corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad, de la paciencia en el sufrimiento, de la dulzura. (I Timoteo 6, 11)

  • Tú, en cambio, me has seguido asiduamente en mis enseñanzas, conducta, planes, fe, paciencia, caridad, constancia, (II Timoteo 3, 10)

  • En cambio los malos y embaucadores irán de mal en peor, serán seductores y a la vez seducidos. (II Timoteo 3, 13)

  • Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste, teniendo presente de quiénes lo aprendiste, (II Timoteo 3, 14)

  • Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio. (II Timoteo 4, 5)

  • En cambio, el manjar sólido es de adultos; de aquellos que, por costumbre, tienen las facultades ejercitadas en el discernimiento del bien y del mal. (Hebreos 5, 14)

  • Ya sabéis cómo luego quiso heredar la bendición; pero fue rechazado y no logró un cambio de parecer, aunque lo procuró con lágrimas. (Hebreos 12, 17)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina