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  • Pero igual que a los higos malos, que no se pueden comer de malos - sí, así dice Yahveh -, así haré al rey Sedecías, a sus principales y al resto de Jerusalén: a los que quedaren en este país, y a los que están en el país de Egipto. (Jeremías 24, 8)

  • llega el eco, hasta el fin de la tierra. Porque pleitea Yahveh con las naciones y vence en juicio a toda criatura. A los malos los entrega a la espada - oráculo de Yahveh -. (Jeremías 25, 31)

  • así dice Yahveh Sebaot: He aquí que yo suelto contra ellos la espada, el hambre y la peste, y los pondré como aquellos higos reventados,, tan malos que no se podían comer. (Jeremías 29, 17)

  • Mirad que una tormenta de Yahveh ha estallado, un torbellino remolinea: sobre la cabeza de los malos descarga. (Jeremías 30, 23)

  • El me dijo: «Hijo de hombre, éstos son los hombres que maquinan el mal, que dan malos consejos en esta ciudad. (Ezequiel 11, 2)

  • Nosotros hemos pecado, hemos cometido iniquidad, hemos sido malos, no hemos rebelado y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus normas. (Daniel 9, 5)

  • Y ahora, Señor Dios nuestro, que con mano fuerte sacaste a tu pueblo del país de Egipto y te granjeaste con ello un nombre que dura hasta el presente, nosotros hemos pecado, hemos sido malos. (Daniel 9, 15)

  • No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas gritaban así: "¡Volveos de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras!" Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -. (Zacarías 1, 4)

  • para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. (Mateo 5, 45)

  • Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se las pidan! (Mateo 7, 11)

  • Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. (Mateo 7, 17)

  • Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos. (Mateo 7, 18)


“Jesus está com você, e o Cireneu não deixa de ajudar-te a subir o Calvário.” São Padre Pio de Pietrelcina