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  • Había allí, con nosotros, un joven hebreo, esclavo del capitán de la guardia. Nosotros le contamos nuestros sueños, y él nos dio a cada uno la interpretación de su sueño. (Génesis 41, 12)

  • José respondió: "Yo no soy nada; es Dios quien dará al Faraón respuesta favorable". (Génesis 41, 16)

  • Después tuve otro sueño: de una misma caña salían siete espigas granadas y lozanas. (Génesis 41, 22)

  • Después de ellas brotaron otras siete espigas marchitas, raquíticas y quemadas por el viento del este. (Génesis 41, 23)

  • Las siete vacas escuálidas y flacas, que salieron tras las otras, y las siete espigas raquíticas y quemadas por el viento del este, quieren decir que habrá siete años de hambre. (Génesis 41, 27)

  • José recogió todos los víveres de los siete años en que hubo abundancia en Egipto y los depositó en las ciudades, almacenando en cada una los víveres de la campiña circundante. (Génesis 41, 48)

  • José nada más ver a sus hermanos los reconoció, pero fingió no conocerlos y los trató duramente. Les dijo: "¿De dónde venís?". Ellos respondieron: "De la tierra de Canaán a comprar víveres". (Génesis 42, 7)

  • Pero habéis de traerme a vuestro hermano menor. Así serán verificadas vuestras palabras y no moriréis". Ellos lo hicieron así. (Génesis 42, 20)

  • José mandó que les llenaran los sacos de trigo, que les metieran el dinero de cada uno en su saco y que les dieran provisiones para el viaje. Y así se hizo. (Génesis 42, 25)

  • Cuando vaciaron los sacos, cada uno encontró en su saco la bolsa del dinero. Al verlas, su padre y ellos se echaron a temblar. (Génesis 42, 35)

  • Se acercaron al mayordomo de José y le hablaron así a la entrada de la casa. (Génesis 43, 19)

  • Ahora bien, al acampar por la noche y abrir nuestros sacos, cada uno encontró su dinero en la boca de su saco. Pero ahora lo traemos con nosotros. (Génesis 43, 21)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina