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  • Como el viento solano, los dispersaré ante el enemigo. Les daré las espaldas, y no la cara, el día de su desastre". (Jeremías 18, 17)

  • y Sedecías, rey de Judá, no escapará de las manos de los caldeos, sino que caerá sin remedio en manos del rey de Babilonia, que podrá hablar con él cara a cara y sus ojos verán los ojos de él, (Jeremías 32, 4)

  • La espalda me han dado, y no la cara; y mientras yo trataba de instruirlos y educarlos con constancia y sin cesar, no han querido escuchar ni aceptar la lección. (Jeremías 32, 33)

  • Y tú no podrás escapar ante él. Serás hecho prisionero y caerás en sus manos; te llevarán a su presencia, él te hablará cara a cara, y después irás a Babilonia. (Jeremías 34, 3)

  • por más que estén vestidos de púrpura. Tienen que limpiarles también la cara del polvo del templo que se acumula en ellos. (Baruc 6, 11)

  • En cuanto a su semblante, presentaban cara humana, pero los cuatro tenían cara de león a la derecha, cara de toro a la izquierda y los cuatro también cara de águila. (Ezequiel 1, 10)

  • Hijos de cara dura y corazón de piedra son aquellos a quienes yo te envío. Les dirás: Esto dice el Señor Dios. (Ezequiel 2, 4)

  • Pero mira, yo te doy una cara dura como la suya, una frente dura como la suya; (Ezequiel 3, 8)

  • A su vista, cargarás el equipaje a la espalda y partirás con la cara cubierta para no ver la tierra, pues te he puesto como símbolo para la casa de Israel". (Ezequiel 12, 6)

  • Hasta el rey, que se sienta en medio de ellos, se cargará el equipaje a las espaldas, saldrá en la oscuridad de la noche por una brecha que abrirán en el muro para sacarlo fuera y se tapará la cara para no ver su país con sus propios ojos. (Ezequiel 12, 12)

  • Os conduciré al desierto de los pueblos, y allí cara a cara os juzgaré. (Ezequiel 20, 35)

  • una cara de hombre vuelta hacia una palmera y una cara de león hacia la otra, representados todo alrededor del templo. (Ezequiel 41, 19)


Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina