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  • Asimismo, los demás judíos que estaban en Moab, entre los amonitas, en Edón y en todos los otros países, en cuanto se enteraron de que el rey de Babilonia había dejado algunos judíos en Judá y de que había puesto al frente de ellos a Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, (Jeremías 40, 11)

  • hombres, mujeres y niños, las princesas reales y cuantas personas había dejado Nebuzardán, jefe de la escolta, con Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán; también se llevaron al profeta Jeremías y a Baruc, hijo de Nerías, (Jeremías 43, 6)

  • Pero desde que hemos dejado de quemar incienso y de hacer ofrendas de vino a la reina del cielo, carecemos de todo y por la espada y el hambre nos hemos consumido. (Jeremías 44, 18)

  • En aquellos días, en el tiempo aquel -dice el Señor- se buscará la perversión de Israel y ya no existirá, los pecados de Judá y no se encontrarán, pues yo perdonaré a los que haya dejado. (Jeremías 50, 20)

  • Han dejado de luchar los guerreros de Babilonia, se han refugiado en las fortalezas; están agotadas sus fuerzas, se han convertido en mujeres. Han sido incendiadas sus moradas, hechos pedazos sus cerrojos. (Jeremías 51, 30)

  • Me ha devorado, me ha consumido Nabucodonosor, rey de Babilonia; me ha dejado como un plato vacío, me ha tragado lo mismo que un dragón, ha llenado su vientre con mis mejores trozos. (Jeremías 51, 34)

  • Desde lo alto lanzó un fuego, lo ha vertido en mis huesos; tendió una red ante mis pies y me ha hecho caer; me ha dejado desolada, todo el día sufriendo. (Lamentaciones 1, 13)

  • Ha desviado mi camino, me ha destrozado; me ha dejado hecho una ruina. (Lamentaciones 3, 11)

  • Los ancianos han dejado de acudir a la puerta, han dejado sus músicas los jóvenes. (Lamentaciones 5, 14)

  • Sólo mentira y vergüenza han dejado a su posteridad. (Baruc 6, 47)

  • Y si hasta el profeta se deja seducir y habla, es que yo, el Señor, he dejado a este profeta sucumbir a la seducción; y extenderé mi mano contra él y lo extirparé de en medio de mi pueblo Israel. (Ezequiel 14, 9)

  • He tratado de purificarte de tu mancha vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu inmundicia. No serás, pues, purificada hasta que yo no desencadene sobre ti mi furor. (Ezequiel 24, 13)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina