Fundar 3296 Resultados para: historia del pueblo de Israel

  • Sigue la historia de Jacob. José tenía diecisiete años cuando iba a apacentar el rebaño con sus hermanos, los hijos de Bihl y de Zilpa, mujeres de su padre. Y José contó a su padre la mala fama que tenían sus hermanos. (Génesis 37, 2)

  • Israel amaba a José más que a todos sus hijos, porque era el hijo de su ancianidad, y le hizo una túnica con mangas largas. (Génesis 37, 3)

  • Israel dijo a José: "Tus hermanos están pastoreando las ovejas en Siquén; ven, que quiero que vayas donde ellos". Él respondió: "Aquí me tienes". (Génesis 37, 13)

  • tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá. Sólo en el trono seré mayor que tú". (Génesis 41, 40)

  • Cuando se sintió el hambre en Egipto, el pueblo clamó al Faraón pidiendo pan. Y el Faraón dijo a todos los egipcios: "Id a José y haced lo que él os diga". (Génesis 41, 55)

  • Los hijos de Israel fueron con otros a comprar grano porque había hambre en la tierra de Canaán. (Génesis 42, 5)

  • Israel dijo: "¿Por qué me habéis hecho este mal diciendo a aquel hombre que teníais otro hermano?". (Génesis 43, 6)

  • Entonces Judá dijo a su padre, Israel: "Deja venir conmigo al muchacho; salgamos inmediatamente, si queremos vivir y no morir nosotros, tú y nuestros hijos. (Génesis 43, 8)

  • Israel, su padre, les dijo: "Ya que así tiene que ser, hacedlo; tomad en vuestro equipaje de lo mejor de la tierra y llevádselo a aquel hombre como regalo: bálsamo y miel, aromas y mirra, nueces y almendras. (Génesis 43, 11)

  • Así lo hicieron los hijos de Israel. José les proporcionó carros conforme a la orden del Faraón y les proveyó de víveres para el camino. (Génesis 45, 21)

  • Israel dijo: "Sí, José, mi hijo, está vivo todavía. Iré y lo veré antes de morir". (Génesis 45, 28)

  • Israel partió con todo lo que tenía. Al llegar a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. (Génesis 46, 1)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina