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  • La maldición del Señor está en la casa del malvado, pero bendice la morada del justo. (Proverbios 3, 33)

  • Como un pájaro que escapa y una golondrina que vuela, así la maldición sin motivo no tiene efecto. (Proverbios 26, 2)

  • El cómplice del ladrón se odia a sí mismo, porque oye la maldición y no denuncia. (Proverbios 29, 24)

  • Porque la bendición del padre afianza las casas de los hijos, pero la maldición de la madre arranca de raíz sus cimientos. (Eclesiástico 3, 9)

  • Porque al nacer, nacéis para maldición; y, al morir, la maldición será vuestra herencia. (Eclesiástico 41, 9)

  • Todo lo que viene de la tierra, a la tierra vuelve; así los malvados, de la maldición van a la ruina. (Eclesiástico 41, 10)

  • Por eso la maldición devora la tierra, y sus habitantes sufren los efectos; por eso los habitantes de la tierra se consumen, y sólo quedan unos pocos hombres. (Isaías 24, 6)

  • Ya no habrá allí recién nacido que viva sólo pocos días, ni anciano que no culmine sus años, sino que morir a los cien años será morir joven y no llegar a los cien años será señal de maldición. (Isaías 65, 20)

  • Pues el país está lleno de adúlteros; a causa de la maldición el país está de luto, resecos los oasis del desierto. El afán de su carrera es el mal; su esfuerzo, la injusticia. (Jeremías 23, 10)

  • Los convertiré en objeto de horror para todos los reinos de la tierra; oprobio, chisme, escarnio y maldición en todos los países en que los arroje. (Jeremías 24, 10)

  • a Jerusalén, a las ciudades de Judá, a sus reyes, a sus príncipes, para hacer de todo ello un desierto, un horror, un objeto de escarnio, una maldición, como es la condición actual; (Jeremías 25, 18)

  • trataré a este templo como a Silo y haré de esta ciudad una maldición para todas las naciones de la tierra". (Jeremías 26, 6)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina